miércoles, 4 de julio de 2012

LA EDAD MODERNA (III Periodo)


LA EDAD MODERNA

Esta edad duró unos 300 años (mediados del siglo XV a finales del XVIII). En muchos aspectos fue de ruptura con el pasado medieval; en otros, fue la evolución y persistencia de elementos de la Edad Media. En contraste con ésta, durante la Edad Moderna hubo fuertes Estados monárquicos unificados, que lucharon por imponer su supremacía, creció la importancia social de la burguesía, se desarrolló el sistema capitalista -desconocido hasta entonces y basado en el auge del comercio marítimo-, predominó la mentalidad indivi­dualista y progresaron las ciencias orientadas hacia el conocimiento del hombre y el mundo.

Al mismo tiempo, continuó la presencia hostil del Islam, con la dominación turca en el este de Europa; nobleza y clero conservaron sus privilegios sociales y económicos; la producción agraria mantuvo su predominio y la religiosidad impulsó descubrimientos y empresas económicas y expandió la Civilización Occidental en su afán de propagar el cristianismo.

La Edad Moderna fue una transición muy importante en la historia de Europa: preparó los tiempos contempo­ráneos y colocó a los europeos a la cabeza del mundo. En esta Edad participó América, sometida a los países colonialistas, condicionando con la formación de sus hombres y con su desarrollo económico los altibajos de sus metrópolis europeas. 


EL RENACIMIENTO

En los lugares de Europa en donde hubo acumulación de riquezas derivada del comercio se desarrollaron con gran fuerza, desde el siglo XIV, las artes y las ciencias. Este despertar de la cultura tomó el nombre de Renacimiento, porque se trataba del rescate de las formas clásicas griegas y romanas, es decir, renacía la cultura clá­sica.

El período estuvo caracterizado por una gran inquietud intelec­tual auspiciada por la burguesía, la cual ya se había convertido en un grupo social poderoso económicamente. El Renacimiento surgió en las ricas ciudades italianas, desde donde se expandió a otras zonas de Europa como España, Inglaterra y a Flandes, o sea, a los Países Bajos.

Uno de los aspectos más sobresalientes del Renacimiento fue el humanismo. Esta fue una corriente de pensamiento que comenzó a preocuparse por los asuntos del hombre, lo cual implicaba un giro del tradicional teocentrismo medieval, hacia una concepción antropocentrista, es decir, a considerar al hombre como centro del universo. Esta actitud suscitó un marcado interés por tener un conocimiento de todas las ciencias y las artes, juzgando todo desde la razón.

La aparición de este último elemento introdujo a la sociedad en un proceso de secularización, es decir a analizar las cosas no desde la fe sino desde la razón, del análisis científico. La difusión del humanismo fue posible gracias a la imprenta, invento chino perfeccionado por Juan Gutenberg en 1440. Gracias a la aparición de la imprenta los libros dejaron de ser copiados a mano, bajaron sus costos y se difundieron rápidamen­te. Con este elemento, la cultura humanista avanzó con rapidez.

El Renacimiento y su humanismo se expresaron en todos los cam­pos del saber. En la filosofía sobresalieron Erasmo de Rotterdam con El elogio a la locura, Nicolás Maquiavelo con El Príncipe. La astronomía tuvo grandes progresos cuando Nicolás Copérnico enunció la teoría heliocéntrica, la cual enunciaba que el Sol era el centro de los planetas y no la Tierra. Andrés Vesalio y Miguel Servet contribuyeron al conocimiento de la medicina y la anatomía.

En las artes se lograron importantes avances. Petrarca, Boccacio y Dante Aligheri se hicieron famosos por sus obras literarias. Mientras que Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y Rafael Sanzio se destacaron en la pintura, la escultura y la arquitectura otras artes. En los Países Bajos se destacaron Van Eyck, el Bosco y Brueghel el Viejo y en Alemania Alberto Durero. De esta manera el Renacimiento se constituía en el primer paso hacia la formación del mundo moderno. 


El humanismo

Todos los cambios producidos en la sociedad durante los siglos anteriores llevaron a la creación de una nueva forma de pensar que se conoce con el nombre de Humanismo, el cual se caracterizó por los siguientes rasgos:

·         Preocupación por el hombre. Durante la Edad Media, el pueblo y los pensadores se había preocupado ante todo por el tema de Dios. Poco a poco, sin embargo, el polo de interés fue desplazándose, y los llamados humanistas se dedi­caron a estudiar al hombre.
·    Triunfo de la razón. Durante la Edad Media, tradición y la autoridad de los maestros se habían considerado suficiente argumento para demostrar la verdad o falsedad de una doctrina. Los humanistas, en cambio, discutían, argumentaban e investigaban.
·         Curiosidad y conocimiento universales. Los humanistas aspiraban a saber de todo, a conocer todo; no querían ser especialistas, sino sabios.
·    Afición a todo lo clásico. Los humanistas cultivaron el estudio del griego y del latín, porque el conocimiento de estas lenguas era necesario para estudiar las obras de la antigüedad.

Arte renacentista donde se rinde culto al cuerpo human. (Nacimiento de la Venus- Botticelli).

EL CAPITALISMO



El comercio que se había originado en la Edad Media, se intensificó con especial fuerza durante el siglo XV Su resultado fue une acumulación de riqueza, de la cual no sólo participaban los mercaderes sino también los recién formados Estados nacionales de Inglaterra, Francia y España. Especialmente esta última monarquía se vio rápidamente enriquecida mediante su crecimiento territorial y todas las riquezas que comenzaron a afluir desde sus colonias. De esta manera el siglo XVI hacía transición de un: economía de mercaderes a un capitalismo mercantilista.

La economía se incrementó a través de los bancos, los préstamos y se comenzó a medir por la acumulación de las riquezas de oro plata que tenían las potencias, acumulación que comenzó a cambiar las formas de vida cotidiana, la política y la religión.



Al comenzar el siglo XVII los nobles y los burgueses tenían una gran confianza en el enriquecimiento y la estabilidad de su sociedad. El capitalismo mercantil marchaba bien y se con­solidaba el primer sistema mundial. De este modo se deno­minaba este sistema económico, el cual se estaba implantando en todo el mundo. Pero en las primeras décadas del siglo XVII se declaró una gran crisis en todos los órdenes: la política se volvió absolutista, los precios de los productos básicos subie­ron y, en consecuencia, se extendieron las hambrunas y las pestes.

A pesar de la crisis del capitalismo en el siglo XVII, éste salió fortalecido de tal manera, que en el siguiente período la eco­nomía capitalista se consolidó, siendo su resultado la Revolución Industrial, el punto de despegue de nuestro actual sistema económico.

Una de las herencias de este período fue la consolidación del capitalismo. Hoy en día la mayoría de los países del mundo se rigen por este sistema, el cual a pesar de su éxito no está exento de crisis. El hombre del siglo XX también sienta su con­fianza en la eficacia de este sistema económico. 

LA REFORMA PROTESTANTE

Las causas de la Reforma luterana se venían formando en los últimas dos siglos. Entre las más importantes se encontraban:

·         El descrédito en que había caído la Iglesia por sus abiertas actuaciones políticas y los escándalos que suscitaban algunos de sus miembros, fueron mermando su poder.
·         El Renacimiento, particularmente la aparición de un pensamiento humanista más reflexivo y crítico, formó pensadores como Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro quienes sabía que era necesario modernizar la Iglesia. Sus ideas influyeron sobre los reformadores.
·         El desarrollo del capitalismo porque introdujo cambios importantes en los valores de la época.

Con estas condiciones, en 1517 el papa León X concedió indulgencias o beneficios espirituales a quienes dieran limosna para construcción de la Basílica de San Pedro. Un sacerdote agustino alemán, Martín Lutero, se opuso a esta política papal. Ese mismo año, fijó en la puerta de la iglesia de Wittenberg, las 95 tesis en las cuales negaba la doctrina de las indulgencias.

Sus postulados más importantes eran los siguientes:

·         El hombre peca porque no es libre para escoger entre el bien y el mal. por su naturaleza está inclinado hacia el mal.
·         Solamente la fe justifica al pecador. La misericordia de Dios perdona gratuitamente los pecados por los méritos de Cristo. La fe en Dios y su misericordia es lo único que da la salvación eterna. Por tanto, las buenas obras, los sacramentos, la Virgen y los santos no pueden ayudar a borrar pecados ni a salvar el alma.
·         La palabra de Dios está contenida en las Sagradas Escrituras y no necesita intermediario; el cristiano puede interpretarlas de acuerdo con su conciencia (libre examen).
·         La Iglesia no tiene poder sobre las conciencias, por tanto no hay necesidad de papas, obispos y sacerdotes. Tampoco tienen que existir conventos ni monasterios, ni el celibato de los religiosos.
·         No debe haber sino tres sacramentos: bautismo, penitencia y eucaristía. Estos dos últimos, muy distintos a la forma establecida por la Iglesia.
·         La renovación religiosa debe ser organizada y regulada por los príncipes y monarcas.

La expansión de la Reforma

La Reforma de Lutero se difundió rápidamente por Alemania. Los príncipes alemanes supieron emplear la nueva doctrina en bene­ficio de sus propios intereses, especialmente para independizarse del poder de Roma y para oponerse al rey Carlos V, quien defen­día a los católicos.
En otras regiones de Europa surgieron reformadores, tales como Calvino y Zuinglio, quienes se inspiraron en las ideas de Lutero. Sus ideas tuvieron efectos en Suiza y Francia.
Por otra parte, en Inglaterra surgió en aquellos años la reforma de Enrique VIII de la cual surgió la iglesia anglicana. Enrique, que estaba casado con Catalina de Aragón, solicitó el divorcio para casarse con otra mujer. El Papa no aceptó su petición, por lo que en 1534 Enrique VIII le negó su obediencia y se proclamó jefe de la Iglesia de Inglaterra.

La respuesta de la Iglesia católica

Frente a las nuevas circunstancias, la Iglesia se dio cuenta que era necesario emprender una seria reforma interna, la cual tuvo dos objetivos: afirmar la fe católica y reformar las costumbres. A esta reforma se le llamó la Contrarreforma católica.

• El Concilio de Trento. La primera respuesta de la Iglesia fue convocar el concilio de Trento. Esta tarea fue llevada a cabo por Paulo III. Se tomaron medidas encaminadas a corregir algunos problemas de la Iglesia, entre las que se destacaron la creación de los seminarios para educar al clero, la reordenación de las parroquias y la obligación de residencia de los obispos en sus diócesis.
• Las órdenes religiosas. La Contrarreforma católica contó con el apoyo de las órdenes religiosas. Entre estas congregaciones se destacó la Compañía de Jesús, fundada en 1534 por el espa­ñol Ignacio de Loyola. Los jesuitas sobresalieron por su sóli­da formación intelectual y su voto especial de obediencia al Papa.

Las guerras de religión

La reforma dividió a Europa en dos bloques religiosos: católicos y protestantes. El protestantismo se había difundido de una manera pacífica, pero ante el fracaso de las negociaciones para dirimir los conflictos dogmáticos, se recurrió a las armas. Este pro­ceso dio lugar a las guerras religiosas. Los protestantes alemanes formaron la Liga de Smalkalda y los católicos se agruparon en la Liga de Nuremberg. Después de muchos años de guerra firmaron la paz de Augsburgo, mediante la cual se concedía libertad reli­giosa a los príncipes. 

  
     Izquierda: Martín Lutero - Centro: Calvino - Derecha: Enrique VIII


DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS DE EUROPA POR EL MUNDO

Descubrimientos portugueses

Hacia el siglo XV, los portugueses lograron cruza la línea del Ecuador y llegar a Guinea, en África donde encontraron oro y marfil, lo que convirtió a Portugal en uno de los países más ricos de Europa. En el año 1.486, Bartolomé Días, al mando una expedición patrocinada por el rey Juan con tres barcos de 50 toneladas cada uno, logró llegar a la parte meridional de África, lugar al que en un principio bautizó como "cabo de las Tormentas" y luego “Cabo de la Buena Esperanza”. Posteriormente, vasco da Gama, bordeando Ias costas africanas, logró llegar a la India en el año ­1.498.

Descubrimientos españoles

Junto con Portugal, España, que en el siglo se hallaba luchando por la reconquista de los territorios de manos de los árabes, también dedicaba sus esfuerzos y recursos a la aventura d los descubrimientos.
Los Reyes Católicos patrocinaron una expedición española que, navegando hacia el occidente, buscaba llegar a las costas orientales de Asia. Fu dirigida por Cristóbal Colón, quien, luego de setenta días de viaje, al amanecer del 12 de octubre  de 1.492 vio por primera vez tierra americana.

Posteriormente realizó tres nuevos viajes, en los que recorrió las costas e islas del Caribe. Los viajes de Colón motivaron otras exploraciones al nuevo territorio. Entre los jefes más de marcados de las nuevas expediciones mencionaremos los siguientes:
·         Fernando de Magallanes. En 1.520 cruzó el trecho que comunica el océano Atlántico el Pacífico. Juan Sebastián Elcano. Fue el primero en la vuelta al mundo, confirmando así la redo de éste. Fue compañero de expedición de Fernando de Magallanes.
·         Américo Vespucio. En el año 1.503 publicó libro titulado Mundos Novus con descripción de las tierras recién encontradas.

Descubrimientos ingleses

Pocos años después de que España entrara en contacto con el continente americano, el rey de Inglaterra, Enrique VII, patrocinó una expedición, al mando de John Cabot, hacia las costas de Norteamérica.
El barco partió en mayo de 1.497 del puerto de Bristol, Inglaterra, con dieciocho marineros y el hijo de Cabot, Sebastián. Semanas después, el 24 de junio, los expedicionarios avistaron la costa de Labrador. Posteriormente la recorrieron, bau­tizando los cabos e islas que encontraban.
En la primavera de 1.498 Cabot realizó una nueva expedición, esta vez al frente de 300 hombres. Visitaron Groenlandia, luego navegaron hacia el oeste, bordearon la costa oriental norteamericana y llegaron hasta la bahía de Chesapeake.
Luego de esta expedición, y por falta de dinero, Inglaterra dejó por mucho tiempo de explorar y colonizar. Pero durante la segunda mitad del siglo XVI, con el patrocinio de la reina Isabel  las ex­pediciones se reanudaron.

Descubrimientos franceses

Hacia el año 1.524, el rey de Francia, Francisco  envió al florentino Juan Verazzano a explorar las costas norteamericanas, desde Terranova hasta Nueva York.
Diez años después, Jacques Cartier remontó el río San Lorenzo y tomó posesión de Canadá, en nombre del rey de Francia. A principios del siglo XVII, Champlain, Nicolet y Raymbault llegaron hasta los Grandes Lagos, y los jesuitas Menard, Marguette, Jolliet y Henne­pin exploraron el río Missisipi, e Illinois y el Ohio.

Geografía y economía del absolutismo

El mercantilismo que se había desarrollado en Europa durante la segunda mitad del siglo XVI, abarcó toda la producción econó­mica del siglo XVII y bien entrado el siglo XVIII. Por el sistema llamado mercantilismo, se entendía la producción económica basada en la acumulación de metales preciosos tales como el oro y la plata. La riqueza de las naciones se medía de acuerdo con la posesión de la mayor cantidad de estos metales, por lo que éstas preferían vender mucho y comprar poco, para mantener un bene­ficio económico a su favor. Durante el siglo XVII el mercantilismo estimuló la producción de manufacturas en Inglaterra, Francia y Holanda. La manufactura era la producción manual de los artículos de uso diario y de lujo que los países necesitaban para su propio consumo, evitando de esta manera tener que importarlos.

Estos países lograron una gran acumulación de riquezas debido a que sus productos eran vendidos a España, la cual poseía grandes cantidades de oro y plata traídos de América. Además, comerciaban sus mercancías con Oriente y algunas colonias americanas.

Ya para el siglo XVII, estos países habían colonizado amplias zonas costeras de África, Asia y América. Por esta razón se preocuparon por someter estas regiones a un estricto control, ya que de ellas se obtenía la materia prima necesaria para elaborar las manufacturas. Una vez procesados los productos, eran también comercializados en las colonias.

A esto se le sumó el establecimiento de aduanas, a través de las cuales se gravaba con altos impuestos las mercancías extranjeras. Inglaterra dio ejemplo con el establecimiento del Acta de nave­gación en 1651, la cual protegía su industria nacional.

Esta situación acrecentó el poder de los burgueses quienes producían las manufacturas, especialmente en Holanda, Suecia y Francia, países donde entraron a apoyar a las monarquías absolutas. Debido a su apoyo la economía de estos países fue muy estable, por lo que los burgueses fueron escogidos como ministros y funcionarios, de modo que fueron adquiriendo poder y prestigio. El caso/más representativo de esta alianza fue el ministro de Luis XIV, John CoIbert.

La prosperidad holandesa e inglesa se proyectó en la creación de monopolios. Holanda creó en 1602 la Compañía holandesa de Indias Orientales, la cual monopolizó durante dos siglos el comercio de sedas y especias entre Europa y Oriente. Inglaterra creó varias compañías de monopolio: la de Indias Orientales y la moscovita, entre otras, las cuales monopolizaban los productos de determinadas regiones. 


BIBLIOGRAFÍA

  • HARRISON, John B. Estudio de las civilizaciones occidentales. Editorial Mc Graw Hill.

  • MONTENEGRO, Augusto. Historia del antiguo continente. Editorial Norma.



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